¿Os gusta admirar la elegante arquitectura victoriana? ¿O preferís visitar antiguas fábricas reconvertidas, testigos del pasado industrial inglés? Pues en cualquiera de los casos, Halifax no os defraudará.

Este pueblo situado en la región de Yorkshire del Oeste, a aproximadamente una hora de distancia de Sheffield y Manchester, posee uno de los mejores complejos arquitectónicos victorianos del Reino Unido. Os daréis cuenta de ello con solo pasear por el centro de la ciudad, por calles como Princess Street o Corn Market Street.

Sin embargo, los dos edificios victorianos más imponentes en Halifax son el Ayuntamiento (Town Hall) y el Mercado (Borough Market). El Ayuntamiento fue diseñado por el mismo arquitecto que las Casas del Parlamento de Londres, Charles Barry, e inaugurado en 1863.

Por su parte el Mercado, aun siendo ligeramente más reciente que el Ayuntamiento, ya que se construyó entre 1892 y 1896, posee también un marcado estilo victoriano. En pleno centro del edificio, se encuentra un llamativo reloj que sirvió como punto de encuentro para los ciudadanos de Halifax, aunque hoy en día lo rodea un puesto de fruta, así que nada de encuentros románticos bajo agujas que marcan las horas.

Además de arquitectura victoriana, Halifax también conserva una gran parte de su patrimonio industrial, íntimamente relacionado con el mercado de la lana. Dean Clough, fue en su momento una de las fábricas de moquetas más largas del mundo, con 800 metros de longitud. Hoy en día, constituye un gran complejo cultural y de ocio, en el que se pueden encontrar galerías de arte, un teatro, restaurantes y pubs, un hotel y hasta una guardería. La magnitud del complejo impresiona, con edificios de hormigón enormes distribuidos de forma laberíntica a lo largo de varios niveles. De hecho, hay varios mapas y señales que indican el camino a según qué lugar quieres ir.

Sin embargo, la unión entre pasado industrial y reconversión cultural en Halifax no se acaba en Dean Clough. Desde el 1 de agosto de 2017, The Piece Hall da buena cuenta de ello. Construido como mercado textil, en el que se comercializaban los productos fabricados en Halifax, The Piece Hall se ha convertido desde su última restauración en un punto de encuentro, cultura y entretenimiento, además de en la nueva seña de identidad del pueblo. En los habitáculos distribuidos a lo largo de sus tres niveles, que anteriormente ocupaban los comerciantes textiles, ahora podemos encontrar tiendas de artesanía y diseño, galerías de arte, cafeterías, heladerías, una librería y un museo sobre la evolución del edificio. Por su parte, la plaza interior ofrece una amplitud ideal para convertirla en escenario de espectáculos diversos, pero también en perfecta área de juego o descanso, dados los numerosos bancos que la rodean.

Si visitáis The Piece Hall, aquí va una recomendación: dadle el tiempo que necesita, que es bastante para poder apreciar todo lo que ofrece. Y no os preocupéis si el tiempo no acompaña para disfrutar de juegos al aire libre en la plaza. Caminar bajo los soportales y visitar las diferentes tiendas puede ser un plan perfecto para unas horas.

Si con todo lo dicho aún no os habéis decidido a incluir este pueblo norteño en vuestra ruta por Inglaterra, leed lo que viene a continuación, porque pocas veces podréis visitar algo parecido.

A lo que me refiero es a la torre Wainhouse, fuera del centro de la ciudad, en el área de King Cross. Lo peculiar de esta construcción, es que no tiene función. Es, simplemente, una torre bonita. A este tipo de edificios que existen porque sí, sin tener función práctica, se les conoce en inglés como “Folly”. Wainhouse tiene el honor de ser el más alto de ellos en todo el mundo, con sus 84 metros.

En realidad, en su origen, la torre iba a ser la chimenea de la fábrica de tintes de su dueño, John Edward Wainhouse. Sin embargo, este vendió la fábrica y el comprador se negó a pagar por acabar de construir la chimenea, por lo que Wainhouse decidió terminarla y quedársela. Como ya no iba a servir para nada práctico, contrató a un nuevo arquitecto que cambió el plan original, para diseñarla bonita.

Espero que os haya interesado toda la información sobre Halifax. A pesar de que los lugares mencionados en esta entrada son motivos por sí mismos para visitar el pueblo, Halifax tiene aún más cosas que ofrecer a los visitantes, y de las que yo espero disfrutar en otra ocasión, ya que esta vez no nos dio tiempo a todo. Por eso, en mi lista de pendientes, quedan: Eureka (Museo Nacional de los Niños), el Museo Bankfield y la mansión medieval Shibden Hall, que estaba cerrada cuando fuimos porque estaban rodando una nueva serie de televisión allí.